Reseña: Difool
Ahora que va a comenzar la 2ª temporada es el momento de recordar la 1ª temporada de The Punisher. ¿Cómo, que no la habéis visto? Pues dejad de ver Sálvame de una puta vez y utilizar la tele de forma correcta, dejad el porno y utilizad internet para algo que realmente sacie vuestros más bajos instintos.
The Punisher, el Castigador, es una serie de Netflix basada en el personaje homónimo de Marvel. No penséis en Iron Fist ni en Luke Cage (ripio me da el nombrarlas), pensemos en Daredevil; en la segunda temporada de nuestro ciego favorito apareció el amiguito Castle y se lo comió (no se como no se lo vio venir).
No creo que sea necesario explicar quién es The Punisher, Frank Castle a partir de ahora, pero si alguien tiene semejante vacío, que se vaya a la página de Comic vine. Una vez resuelta vuestra ignorancia, o si (como debe ser) lo conocéis de sobra, deciros que si, que él que sale en la serie es de verdad Castle. Una vez que se anunció la serie hubo las lógicas reticencias a pensar que, por necesidades de producción y por el desmedido afán de Netflix en humanizar los personajes, se edulcorara al tremendo hijo de puta que es Castle. Pues no, han logrado el equilibrio perfecto entre una producción para el gran público y la dureza de este personaje. Poned aquí aplausos.
Un personaje tan longevo ha pasado por muchos autores que con más o menos acierto han contribuido a crear el universo de este castigador, pero sin lugar a dudas Garth Ennis es el que más ha contribuido a que no sea un personaje del montón. En la serie se han basado en su gloriosa etapa, pero con algunas diferencias: no es un veterano del Vietnam, no centra su venganza en la mafia, tiene sentimientos… Estas cuestiones no son baladíes. No es el producto de una guerra perdida, recurso que utilizo Ennis para justificar que Castle ya estaba sonado antes de la muerte de su familia. Su enemigo ahora es la corrupción del gobierno, ya no son esos maravillosos mafiosos con los que era imposible empatizar y que nos hacían justificar sus malos modales. Castle tiene un corazoncito (pequeño, pero lo tiene), maravilloso su compañero Chip. Vamos, que hay leches a barrer, pero también hay una historia y personajes maravillosos.
Hablemos ahora de los nombres. Steve Lightfoot como guionista y showrunner ha hecho un trabajo fantástico dotando a la serie de coherencia y ritmo, dosificando la acción (que cuando llega es cojonuda) y las múltiples tramas que van avanzando de forma magnifica. Ebon Moss, compañero de venganza de Castle, que era un rol muy arriesgado (podía haberse convertido en el Jar Jar Binks de la serie) y que ha resuelto de forma muy solvente dándole a Castle la posibilidad de ser un poquito humano. Ben Barnes como Billy Russo es un excelente antagonista, ha conseguido hacerme olvidar las mierdas de Narnia. Pero si hay un nombre en la serie ese es JON BERNTHAL, si, con mayúsculas, y me parece poco. Ya nos había dado pistas en “The walking dead”, pero aquí ha encontrado el papel de su vida, y The Punisher ha encontrado su rostro. Hay veces en que un actor se integra perfectamente con su personaje, la identificación es completa y ya no se puede separar, es lo que ha ocurrido aquí. Su lenguaje corporal, su gestualidad, sus silencios y sus miradas, es el macho Camacho, es el Castigador. Olvidémonos de Dolph Lungdren y del patético Thomas Jane, JON BERNTHAL es la pesadilla de los malos malosos. Todos los demás secundarios cumplen a la perfección, pero echamos de menos el supermalo, aunque parece que la 2ª temporada tendrá a ese villano que esta serie se merece.
Como puntos negativos, que alguno hay, cierta desigualdad entre los capítulos debido a la diferente dirección de cada uno de ellos ( el episodio 10 es genial) y el echo de que, aunque no sea imprescindible, deberíamos haber visto la segunda temporada de Daredevil (cosa que deberíamos haber hecho ya, no hay que dejar los deberes para el final).
En definitiva, si la has visto es el momento de volverla a ver para tenerlo todo fresquito para la 2ª temporada, y si no la has visto, pues estas tardando, porque no es sencillo encontrar series tan buenas, independientemente de si te gusta o no el personaje. Es una gran serie que desgraciadamente ha pasado desapercibida para el gran público, quizás por la leyenda negra que rodea al personaje, quizás porque en estos tontos tiempos que corren no sea lo políticamente correcta que los borregos desean. Desmárcate y disfruta, aunque sea de los magníficos títulos de crédito que algunos han definido como pornoarmamentísticos (bobos hay para dar y regalar).
Valoración: 8,5 sobre 10
Reseña publicada anteriormente en El Friki que ríe.
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