Editorial: Norma, Metal Hurlant, Casterman
Guion: Benoit Peeters
Dibujo: François Schuiten
Reseña: Difool
Las Ciudades Oscuras es una de las más magnas obras que ha producido el cómic, me atrevo a decir que es una de las obras que más ha contribuido a considerar el cómic como un arte. Y ahí queda eso.
Corrían los despreocupados ochenta, nos dejábamos llevar por el dulce hedonismo de “Cairo”, nos arrebataba la gamberra diversión de “El Víbora” … y de pronto…aparece un álbum llamado La fiebre de Urbicanda y nuestro universo se descoloca. Publicado por Metal Hurlant, escrito (muy bien) por Benoît Peeters y dibujado por François Schuiten (pero requetebién, hay páginas que merecen estar en el Thyssen), ese álbum (ganador del premio de Angouleme) iba a significar el comienzo de una saga que estremecería para siempre nuestro concepto de la realidad. Que no, coño, que no estoy exagerando.
Borges, en uno de sus maravillosos cuentos (Tlön, Uqbar, Orbis Tertius), nos hablaba de un continente desconocido, paralelo, completo, con su cosmogonía, su geografía… solo aprehendido por documentos hallados casi al azar. Esta maravillosa idea la desarrollan los mencionados autores para proponernos un maravilloso juego de espejos (otra vez Borges), y mostrarnos una realidad deformada que pretende, y consigue, que veamos la realidad sin la repugnante patina que nos confiere la pertenencia a un lugar determinado.
Doce álbumes, corregidos, reeditados, perfeccionados… (la obra perfecta para coleccionistas) nos presentan un universo completo (yo sigo esperando con ansia más obras). Viajar por el mundo de Las Ciudades Oscuras viene a ser como entrar en esas atracciones de feria en la que un paseo por diferentes tipos de espejos nos muestran nuestro yo deformado. Al final esa deformación nos muestra la realidad de una forma que antes de entrar nos negábamos a aceptar.
Vamos a centrarnos un poco. Todos los álbumes, aunque relacionados, son independientes. Los personajes son completamente arquetípicos: funcionarios, urbanistas (urbatectos), conservadores, artistas… que se ven obligados a un viaje, no deseado, que cambia su vida. Un personaje secundario, rebelde a esa realidad, les ayuda a despojarse de sus ideas preconcebidas y a descubrir y descubrirse. Ese universo está conectado al nuestro, y esa conexión (que logran los artistas) es la que nos muestra las paradojas.
Es el espacio, amigo. Las verdaderas protagonistas de la historia son las ciudades, sus arquitecturas (M-A-R-A-V-I-L-L-O-S-A-S), son las que condicionan los comportamientos, individuales y colectivos, nos definen, nos marcan. Las ciudades soñadas por estos dos artistas a veces son reconocibles inmediatamente (Bruselas, Paris…), otras veces son utopías (distopías), que muestran futuros o pasados posibles.
Ojo, que parece que estoy hablando de un peñazo filosófico que te cagas, pues no, son libros de aventuras, que con un toque Kafkiano y una inspiración Verniana, nos harán pasar un rato agradable. Pero nos queda la segunda lectura, la tercera, la cuarta…. Nunca dejaras de leer estas extrañas, conmovedoras, intrigantes historias; nunca dejaras de admirar la incuestionable belleza de sus ilustraciones; nunca dejaras de buscar tu realidad en esa evocadora realidad que contienen estas ciudades.
Cuando un aficionado al cómic te enseñe su biblioteca, enseguida podrás catalogarlo en base a estas Ciudades Oscuras. Si te gusta el cómic, si te gusta la literatura, si te gusta el arte… Las Ciudades tendrán un lugar destacado en tu estantería.
A pesar de ser una obra que se ha estudiado hasta la saciedad, incluso tesis doctorales hay, nunca ha tenido la difusión pública que merece, como si los amantes del cómic la tuviéramos escondida como un placer disfrutable solo para un escaso número de escogidos, pues no, debemos de evangelizar, y Las Ciudades Oscuras es una de las obras que merecen ser conocidas por el gran público (que cojones, debían de enseñarla en las escuelas). No soy amigo de spoilers, pero no puedo aguantarme: Borges es el protagonista de uno de los álbumes más bellos de la historia del cómic.
Norma la ha editado toda de diferentes maneras, y en los mercadillos aún se pueden encontrar los volúmenes de Eurocomic. Si no la tenéis, no dudéis, que sea vuestra próxima compra, me lo vais a agradecer y fardaréis mogollón la próxima vez que invitéis a alguien a ver vuestra colección.
Valoración. 10 de 10
Reseña publicada anteriormente en El Friki que ríe.
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