SUPERMAN VS MUHAMMAD ALI
Editorial: DC Comics
Fecha de publicación: 1978
Guionistas: Dennis O'Neil, Neal Adams
Dibujante: Neal Adams
Reseña: Ñoño Cool
Hace un tiempo atrás uno de los mejores, sino el mejor boxeador del mundo Muhammad Ali murió a sus 74 años por problemas respiratorios luego de luchar mucho tiempo contra el Parkinson. Y como estoy reseñando comics sobre Superman, me pareció la oportunidad perfecta para hablar sobre el crossover que la leyenda tuvo con el kriptoniano.
Alí ya tenía historia con el Hombre de Acero antes de que cruzasen sus caminos, pues gracias a su invencibilidad dentro del ring donde casi ningún oponente se le podía siquiera comparar, ganó el apodo del “Superman negro” y el cariño que la gente le tenía era tal que su fama se expandió a las nubes, todos sabían quién era aunque nunca mirasen boxeo.
Incluso en los años 70 fue uno de los nombres barajados para interpretar a Superman en la película de Richard Donner, a pesar de que un héroe negro aunque en esa época sería básicamente impensable, por lo que el rol fue finalmente entregado a Christopher Reeve, y el resto es historia.
El día en que sus caminos por fin se cruzaron no fue en el cine, sino que en un comic de tamaño inusualmente gigantesco, donde ambos campeones de diferentes mundos pero con un objetivo común chocaron los guantes para salvar a la Tierra en un match de boxeo para el recuerdo. Fue el ya renombrado “Superman Vs. Muhammad Ali” de 1978, creado por Denny O’Neil y Neal Adams.
En esos años no eran raros ver a Kiss o Alice Cooper en los tebeos, historias con Superman, Batman y otros donde Jerry Lewis y otros grandes de la cultura popular de cine y tv en ese tiempo harían acto de presencia, e incluso Spiderman y los Vengadores invitaban a animadores de talk shows a sus páginas. Fue en la misma época donde Drácula, la Momia y el Hombre Lobo protagonizaban comics de Marvel, y Sherlock Holmes hacía equipo con Batman.
Y como los crossovers entre héroes y no-héroes era pan de cada día, era cuestión de tiempo donde los supes también se topasen entre ellos, como mayor ejemplo tenemos Superman vs The Amazing Spiderman, así que era la época “perfecta” para que Alí saltase a las páginas ilustradas en toda su gloria.
Los mismos creadores definieron el cruce de leyendas como una “movida desesperada cuando las ventas bajaban en picada”, fue una movida publicitaria para levantar a dos grandes marcas, aprovechando que Classius Clay estaba en el peak de su popularidad y las multitudes gritasen su nombre y le alabasen como el “Superman negro”, y que el verdadero Superman estaba a punto de llegar al cine con la película de Richard Donner y protagonizada por el difunto Christopher Reeve. Pero creo que ese trasfondo no le quita el valor histórico y la calidad inherente del producto.
Para cualquier niño en los años 70 esto era una batalla soñada, y como en ese entonces ellos tenían que ser los dos íconos más representativos del país y la cultura popular, DC promocionó el comic con bombos y platillos gracias a la gran ocasión, e incluso lo sacaron en un formato especial ultra gigante que solamente se había probado antes en el crossover de “Superman vs. The Amazing Spider-man” de Gerry Conway y Ross Andru.
El encuentro entre Peter Parker y Clark Kent en los años 70 fue algo que revolucionó a la prensa escrita, la radio y la televisión de la época, y la confrontación con Muhammad Alí alcanzó los mismos niveles de atención, poquísimas veces antes visto en el mundo del comic. Fue tan grande esta expectación, que solo sería superada dos décadas después por el eco que se hizo en los medios de la muerte de Superman en los 90.
La fanfarria que tuvo el encuentro se debió en gran parte al famoso y muy peculiarmente extravagante promotor de boxeo Don King... ya saben, el tipo del pelo estúpido en forma de estrella y la gran sonrisa. Él fue el hombre detrás de combates legendarios como el de Muhammad Alí contra George Foreman y luego contra Joe Frazier; y como quería seguir explotando la mina de oro que era Classius la chance de que el boxeador se enfrentase a un “Hombre de Acero” era demasiado buena para dejar pasar.
Así que luego de que Alí, su manager, su abogado, e incluso el líder de la comunidad religiosa islámica en USA Elijah Muhammad estuvieron de acuerdo, Don King lanzó una mega campaña a la par con DC Comics para promocionar “la pelea más grande de todos los tiempos” tan grande como lo hiciese antes con cualquier titánica lucha real dentro del cuadrilátero.
El comic, que contra todo pronóstico se ha vuelto un clásico de culto que traspasó el género es argumentalmente muy simple, y huele a los clichés de los años 70 por todos lados. Mientras Superman y Jimmy Olsen jugaban basketball con Muhammad Alí, una raza extraterrestre llamada Scrubb liderada por el tiránico Rat’Lar declara la guerra a la humanidad y quieren borrarlos del mapa por el bien del universo.
Para evitar una confrontación directa, ellos proponen que la Tierra en vez de armar su ejército y lanzar más superhéroes en sus líneas, escoja a un campeón para que luche mano a mano con el invicto guerrero Hun-ya en el planeta Bodace de donde es esta raza, y solo si este es derrotado en igualdad de condiciones en una pelea justa ellos desistirán en la extinción global.
Sin dudarlo ni un solo segundo, dos de ellos toman el desafío como suyo y se ofrecen a representar a la Tierra. Tanto el superhéroe altruista desinteresado, promotor de libertad y justicia Superman, y el ególatra campeón mundial de peso pesado en boxeo y máquina de insultos verbales Muhammad Alí.
El problema es que como solo uno de ellos debe ser el que se enfrente a Hun-ya, ambos deberán batirse en un combate previo que decidirá cuál de los dos será el representante que protegerá a la Tierra y la librará de ser condenada. Y para que la cosa sea completamente justa y Clark no le arranque la cabeza al estornudar sobre Muhammad, o lo haga puré moviendo su meñique, batallará sin poderes bajo un sol rojo.
Así que sin más: Sean bienvenidos al mayor combate del siglo XX ¡Hombre contra Super Hombre! ¡Alien contra humano! Dejen lo que están haciendo y sintonicen sus televisores ¡En esta esquina! De calzones blancos, nacido en Louisville, Kentucky, con una altura de 1 metro 91 cm, y un peso de 107 Kilogramos, el demonio del cuadrilátero y campeón del pueblo ¡Muhammad Alí! ¡Y en la otra esquina! Usando capa y mallas azules, nacido en Kriptón, con una altura de 1 metro 94 cm, y un peso de 96 kilogramos, el Hombre de Acero que lucha como alguien fuera de este mundo ¡Superman!
La obra viene de la mano de un equipo creativo que resucitó la popularidad de Batman al que le inyectaron muchos más temas sociales en sus comics, en los que como eso era un tópico muy nuevo de explorar en los tebeos en ese entonces jamás fueron muy sutiles al respecto. Por eso los mensajes sociales aquí presentados para promover la buena relación entre blancos y negros representados por Clark y Alí no se hace de manera tímida, sino que de frentón.
Sin lugar a dudas es un comic lleno de clichés y tiene cosas que desafían la capacidad del lector moderno de tragarse lo que sucede de una manera lógica, pero eran los recursos narrativos casi obligados en los años 70 y esta obra es prácticamente una capsula de tiempo que encierra como era la industria en esos días. Esa época donde los guionistas y dibujantes juraban que los comics podían cambiar al mundo, o al menos hacer una contribución positiva a la sociedad.
En el caso de las caracterizaciones, la filosofía de vida que tanto promovía Muhammad Alí sobre que el afroamericano había sufrido demasiado frente al hombre blanco y ya era hora de lograr una igualdad real, está muy presente. Se le retrata como el símbolo social que era, ese hombre al que el ciudadano de raza negra miraba hacia arriba como el campeón que hablaba directamente sobre las desigualdades sociales que existían, y cuyos principios le habían hecho renunciar a su título de campeón del mundo para no ir a matar gente en Vietnam en una guerra en la que no creía.
Y claro, la personalidad tan confrontacional, petulante, bravucona y burlesca del boxeador de la que tanto hacía gala dentro y fuera del ring igual es muy patente. Así como su peso mediático, el ser una estrella de primera categoría, y un brutal rival virtualmente imparable dentro del ring, esa fuerza de la naturaleza que flotaba como una mariposa y picaba como una abeja mientras te rompía la cara a golpazos.
No tan buena suerte correría Superman, quien básicamente es alguien que se mueve según lo pida la historia y haciendo cosas para que esta avance. Clark es aquí no solo el adversario del boxeador y su compañero, sino que también se le muestra como una suerte de aprendiz del mismo. Es sinceramente solo un punto argumental más que un personaje en sí, cuyo fin no es más que servir para que Muhammad Alí se luzca al máximo, dándole casi exclusivamente el protagonismo a “The Greatest” en el comic.
Y aún así, creo que como mantiene un buen poco de sus características y aunque las cosas que hace están hechas para mover la trama, hace algo y tiene el peso necesario para que todo salga como debe al final, su aporte es grande. Por lo que este comic puede seguir teniendo a Superman en el nombre sin que se sienta de sobra o que este pase demasiado como un secundario en su propia historia.
En todo caso el punto fuerte del comic sin duda es la acción y los combates, brillando en especial el prometido enfrentamiento entre los dos grandes, y aunque igual cuenta con uno que otro giro argumental para sazonar la trama, es la narrativa visual de Neil Adams lo que por lejos de destaca por sobre cualquier otro aspecto. No por nada el hombre es uno de los grandes artistas en la industria del comic de todos los tiempos, y aquí su estilo gráfico golpea con un clásico 1, 2 que termina en gancho derecho para ganar de knockout. Es el dibujo lo que compensa cualquier tropiezo argumental que tenga la obra y le transforma en un clásico de aquellos, tan difícil de olvidar.
Creo que este enfrentamiento es muy recomendado si es que quieres conocer un pedazo de la historia del comic, o si quisieses saber cómo funcionaba cualquier tebeo en los años 70. Tienes el tipo bueno musculoso que se da a golpes con el tipo malo, situaciones que son bien blanco y negro simples de seguir, secuencias de acción muy vistosas y un final feliz que ata todo el número.
Es tan años 70 que O’Neil y Adams meten muchísimas referencias a Star Wars durante la duración del comic, pero se nota que a pesar de ser una medida publicitaria hecha solo para vender, se confeccionó con mucho amor y cariño… por un protagonista más que el otro, pero aún así mucho amor.
Es uno de esos pedazos de historia comiquera en aquella época donde se pensaba que los tebeos podrían cambiar al mundo tocando temas sociales y entregando un tono optimista; así como una linda oportunidad de recordar la memoria del campeón que ya nos ha dejado al revisar aquella aventura que unió y enfrentó a dos de los más grandes.
7.5/10
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